"En aquel entonces era difícil saberlo", inicia el
cuento Queremos tanto a Glenda, de Julio Cortázar. Una suerte de cofradía de adoradores
se reunía con metódica obsesión para admirar a Glenda Garson (en presumible
referencia a la actriz inglesa Glenda Jackson). Esa admiración no tenía límites
para el núcleo cerrado y celoso de integrantes del club.
Nosotros también queríamos tanto a Sampaoli. No con esa
devoción pero al menos había algo de admiración en su tarea. Su arribo al sitio
más alto al que podía aspirar, llegando desde dónde llegó, lo dotaban de halo particular.
¿Qué le pasó? ¿O que nos pasó a nosotros? ¿O nos pasó a los dos? Ya no nos
acordamos pero había consenso casi absoluto (salvo Bilardo o Borghi) sobre su
arribo. Hasta el propio Diego Maradona, después crítico del casildense, se
subía a la ola sampaolista. Durante la semana del 11 de febrero de 2017,
Maradona declaró en diálogo con Radio La Red: "Simeone sería el mejor
técnico hoy en día, pero lo condena el último puesto con River. Hoy Sampaoli me
parece que es el mejor director técnico del momento".