lunes, 1 de septiembre de 2014

El Mojón de la quinta

River se apoderó de la punta a puro fútbol, Boca resurgió de las cenizas, Newell´s se aferra al juego de los pibes superpoderosos y Central, que mata o muere de tanto atacar, se trajo una victoria notable desde Florencio Varela, donde más de uno dejó y dejará sus entrañas.


Ha transcurrido un mes de competencia y algunas tendencias comienzan a acentuarse: por ejemplo la supremacía de River y la dependencia de Pratto de Vélez, que ayer estuvo contenido y propició el resurgimiento de Boca. También se remarcaron tendencias para los rosarinos, la inconsciencia valiosa de los pibes de Newell´s y el ciclotímico andar los muchachos canallas. 

La quinta fecha dejó un cambio de mando. Ahora el que mira a todos desde arriba es el equipo del Muñeco Gallardo, quien dio una nueva muestra de su poderío y convencimiento pero ahora con un plus agregado: supo sobreponerse a un comienzo en desventaja.

Los de Nuñez arrancaron abajo en el marcador ante San Lorenzo pero jamás perdieron la línea y la idea que ha impuesto como sello Gallardo desde el banco. River planificó volver a presionar con agresividad y utilizar ese ahogo para estar bien cerca del arco contrario cada vez que recuperaba la pelota.

De todos modos, nunca se olvidó de cuidar la pelota, otra de las características de este equipo que sabe que para tener más chances de marcar debe primer hacer un uso ostensible de la posesión y que ésta sea de calidad.

Además, tiene a un jugador distinto: Leonardo Pisculichi se empieza a ganar el corazón de los hinchas millonarios por obra y gracia de su futbol y su talento. El ex creativo de Argentinos empató el partido ante el Ciclón cuando el equipo más lo necesitaba. El diez sacó un remate cruzado tras una gran acción colectiva entre Vangioni y Rojas para empezar a forjar su imagen como la gran atracción de la noche.

Más tarde, desplegó todo su talento para dar vuelta el partido: un gran cambio de frente de Sánchez le permitió, en un solo movimiento, amagar el centro ante la marca de Cetto, acomodar el balón para su asistencia y desairar al defensor. El pase a Teo para el segundo gol también merece un capítulo aparte, con cara interna del pie la puso a disposición del colombiano para renovar el grito y dejar a River bien arriba como único puntero.

En tanto, la fecha también dejó la resurrección xeneize. La asunción del Vasco Arruabarrena, tras la traumática salida de Bianchi, propició un cambio de aire para el equipo que bajó de la punta del certamen a Vélez. Lo cual, demuestra el enorme y desmedido peso de los jugadores en cada uno de los vestuarios.

Los resultados son variables de múltiples análisis pero la actitud de un equipo para afrontar un partido no debería estar en discusión. Sin embargo, entre el equipo desalmado de la fecha pasada y el prepotente Boca del juego ante Vélez hay un abismo y esa distancia es exclusiva responsabilidad de los que salen a la cancha, ya no del DT de turno.

Por su parte, la quinta jornada le devolvió al futbol argentino uno de sus mejores y más calientes clásicos. Independiente le ganó en el Libertadores de América por 2 a 1 a Racing y lo confinó a sumar un asterisco más en su lista de enfrentamientos ante su más acérrimo enemigo.

La Academia arrancó mejor y el gol de Diego Milito justificaba esa supremacía, pero rápidamente el Diablo metió la cola y lo dio vuelta con una ráfaga de prepotencia que fue demasiado para lo que Racing estaba dispuesto a soportar. Penco y Mancuello se llevaron por delante a su rival y el resultado no volvería a modificarse.

Un párrafo aparte merece otra pésima actuación del árbitro Fernando Rapallini. Ya había tenido una paupérrima tarea en Rosario cuando dirigió al canalla ante Godoy Cruz. Allí falló en las dos expulsiones que determinó y omitió un claro penal para los de Russo. Pero el clásico le daba una buena chance para redimirse y no la aprovechó: el partido se le fue de las manos, cobró una falta inexistente de Milito, que derivó en el empate Rojo, omitió dos claros penales (uno por lado) y evitó expulsar a Tula un par de veces, mientras el defensor del Rojo hacía todo lo posible como para irse de la cancha.

En cuanto a los rosarinos, Newell´s sustituye con el hambre de gloria de los pibes el poderío ausente propiciado por la lesiones. Mientras tanto, Central volvió a sumar de a tres fuera de casa y ofreció una alta respuesta anímica para borrar lo realizado en Rosario unos días atrás.

El conjunto del Parque Independencia se quedó con un partido clave para sus aspiraciones ante un Estudiantes muleto, pero siempre de cuidado. Claro que los leprosos también jugaron con su muleto. El Pincha hizo diez variantes guardando hombres para el clásico platense pero Raggio se vio obligado a jugar sin siete figuras de su equipo.

Por eso, la presencia protagónica de los juveniles es una señal muy alentadora para el futuro de los rojinegros. Otra vez, como ante Boca en la Bombonera, facturó el chico Mauricio Tévez y Newell´s disfrutó de una victoria impostergable.

En tanto, el canalla se presentó en Florencio Varela intentando hacer olvidar lo ofrecido en Rosario ante el Tomba y lo consiguió. Este equipo se pareció mucho más al revulsivo que pretende presentar cada domingo su entrenador, Miguel Ángel Russo.

Central fue más vertical, más directo y menos desacoplado. En el fondo, Acevedo y Berra, con fuerte conocimiento desde las inferiores, forjaron otra vez una buena dupla en zaga. La presencia de Medina y Aguirre por los costados le dio más fluidez al ataque y la dupla de Acuña y Valencia arriba se mostró bien amenazante.

Por eso, el canalla construyó un triunfo 3 a 1 sin atenuantes ante Defensa y Justicia y se vuelve a cercar a los puestos de vanguardia. Entre semana tendrá que enfrentar por la Sudamericana a un revitalizado Boca y allí podrá volver a reencontrarse con el calor popular, a quien deberá mostrarle que este triunfo no es producto de un oasis.

La quinta aun no termina, aun resta saber si Lanús, que juega con Olimpo, asumirá su rol de candidato para pelear con River y los que por allí se acomoden. Rresta conocer si Banfield, el ilusionante equipo de Almeyda que se mide ante Arsenal, puede formalizar el fútbol que lo destacó como equipo distinto y temible en la B Nacional; y aun falta desentrañar a que juegan Tigre y Quilmes que cierran la jornada.

Lo que sí está confirmado es que el futbol argentino nadie puede dormirse en los laureles porque la amenazada del resto es potente y considerable. El dato positivo de nuestro castigado y desvalorizado torneo domestico es que nos volvió a regalar otra jornada con más de tres goles por encuentro, una cifra nada despreciable para que a la falta de grandes partidos la podamos suplir con emociones de peso.  

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