La
nueva edición del clásico rosarino encuentra tanto a Central como a Newell´s en
una situación de obligaciones y carencias. El canalla, que sólo piensa en la
Copa Argentina, necesita encontrarse con un nivel que hasta aquí no ha mostrado
para vencer a Newell´s. Mientras que la lepra tiene como una deuda intestina
ganar este partido, que ha quedado en manos auriazules las últimas dos veces.
Alejandro
Mangiaterra| Cruz
del Sur
Los dos lo juegan obligados. Central y
Newell´s volverán a verse las caras. El Gigante de Arroyito será el escenario
de una nueva edición del evento más popular y pasional de la ciudad. Como
fieles representantes del único sitio del país donde la mayoría defiende los
colores locales y no ha sido del todo invadida por el aparato porteño, tanto
los hinchas como los protagonistas querrán estar a la altura de semejante
evento y defender esa pertenencia. De todos modos, si se pone el acento en lo
estrictamente futbolístico, los últimos antecedentes marcan que la prepotencia
capitalina le ha torcido el brazo al fútbol rosarino.
Las recientes caídas de Central ante Boca y
de Newell´s ante River configuran un presente de necesidad de ambos. Los
canallas no encuentran el rumbo en el torneo y deambulan por debajo de la mitad
de la tabla con más derrotas que victorias, con lo que amargarle la jornada al
“enemigo” parece ser el único consuelo. Con el campeonato lejos de sus
aspiraciones y la eliminación en la Copa Sudamericana, los únicos espacios de
ilusión se acotan a la Copa Argentina y a ganar el partido más esperado del
año.
Mientras tanto, Newell´s no goza de una
posición mucho más cómoda. Es cierto que la tabla de posiciones lo trata con
más benevolencia pero el triunfo de River en el Coloso del pasado domingo lo
empujó hacia abajo y sus posibilidades han decrecido notablemente.
De todos modos, suele decirse que éste es
un partido aparte, que no valen los antecedentes y hasta resultan poco
determinantes las calidades individuales de uno y otro. Se juega con el corazón
y por él se disimulan las diferencias, si es que las hubiera, entre uno y otro.
Los últimos antecedentes abonan esta idea:
podría suponerse que Newell´s era favorito en las dos ediciones anteriores por
haber sido campeón, por las figuras con las que contaba y porque Central
regresaba de la B Nacional. Sin embargo, el partido por el Torneo Inicial 2013
jugado en el Gigante fue victoria Canalla por goles de Donatti y Encina y el
descuento de Maxi Rodríguez; mientras que el que precede al que vendrá el fin
de semana, también fue auriazul por gol de Franco Niell. Esa es la más reciente
referencia, el partido jugado en el Coloso por el Torneo Final 2014 marcó el
fin de la estadía de Alfredo Berti en el banco rojinegro y potenció la
autoridad de Miguel Russo en el bando ganador.
Hoy ninguno de los dos puede vanagloriarse
de ser favorito, el juego de otros tiempos presuponía una ventaja para Newell´s
de acuerdo a lo que mostraba en el campo pero hoy se ve completamente
desdibujado. Hasta antes de iniciar la undécima fecha, la tabla lo mostraba como
una de las principales amenazas para River, sin embargo, el rendimiento no se
correspondió en todo el campeonato con ese imaginario.
Newell`s ha perdido apenas su segundo
partido en el torneo y hasta hace pocos días se ufanaba de ser uno de los dos
invictos del torneo. De todos modos, esa condición no alcanzaba para disimular
las deficiencias de un equipo que perdió dinámica y cambio de ritmo, que se
olvidó de la presión y de la posesión y que ya no hiere a los rivales como
antes. Los cuatro triunfos sobre once fechas, tres de ellos por la mínima
diferencia, no hacen más que confirmar esta idea.
Por su parte, Central llega con el poco
alentador record de haber perdido más de la mitad de los partidos disputados.
Sus seis caídas en el campeonato lo muestran como un equipo vulnerable y poco
confiable, más aun si se pone el acento en alguno de sus vencedores: el pobre
Godoy Cruz le ganó en el Gigante y el inexpresivo Tigre en Victoria le hizo
cuatro goles. Además, su reciente eliminación de la Sudamericana ante Boca y el
nivel ofrecido aun en victorias como ante Quilmes y Defensa y Justicia,
terminan por configurar un panorama poco predecible.
Newell´s
y sus presiones
Si hay algo que esta dirigencia leprosa y
que los propios jugadores se deben es un triunfo en el clásico. Las reglas,
muchas veces crueles, marcan que la ausencia de triunfos en esta clase de
partidos motiva situaciones más adversas de las previstas. Por eso, a pesar de
haber conseguido títulos, de haber llegado a instancias decisivas en torneos
internacionales y de haber cortado con décadas de dictadura, una victoria en un
clásico es requerida por el hincha como el único valor impostergable.
También es una deuda pendiente para
jugadores con altísimo grado de afecto para el público rojinegro. Desde su
regreso al club, Maxi Rodríguez, Ignacio Scocco y Lucas Bernardi se deben un
triunfo ante su archirrival, algo que ya no podrá lograr por ejemplo Gabriel
Heinze, que se retiró de la actividad profesional con esa espina. Es algo que
no menosprecia en absoluto la magnífica carrera que han construido cada uno de
ellos, pero es seguro que para el fuero interno aparece como una deuda.
De
presencias, ausencias y Pathos
El domingo se jugará una nueva edición del
clásico rosarino. Será en el Gigante de Arroyito donde sólo los canallas podrán
ser testigos presenciales, producto de estas disquisiciones de la AFA, que no
permite el ingreso de los visitantes para evitar incidentes pero que mira con
total pasividad como los enconos mutaron, dejaron de responder a la diferencia
entre colores y pasaron a ser internos, intestinos.
De todos modos, este partido aun conserva
ese antiguo y despreciable ritual de aborrecer al otro, al distinto, al que
defiende colores que no son los suyos. Aunque no se crucen, aunque una de las
dos hinchadas este impedida de acudir a la cita, el odio estará presente.
Es necesario, al menos para mí, aclarar que
la intolerancia no es un valor y que lucir con orgullo el desprecio no es una
virtud. Escudados en esas bajezas afloran los peores sentimientos, los que
forjaron relaciones irreconciliables en sociedades que matan y mueren por la
pasión. En estos tiempos es un término que tiene muy buena prensa. Pasión en
griego es Pathos, que es lo mismo que decir enfermedad. Si bien, el ámbito
futbolero ha adoptado como una virtud estar enfermo por los colores, esa
expresión implica algunas contraindicaciones conocidas y padecidas por todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario