miércoles, 1 de octubre de 2014

El nocaut que nadie vio venir

Newell´s perdió el invicto en el campeonato ante Banfield en la fecha 9 pero antes hubo indicios de la caída. El elenco de Raggio sigue prendido en el torneo pero necesita cambiar para volver a sorprender. Hoy es un equipo previsible y maniatable.


Alejandro Mangiaterra | Cruz del Sur

  
“Nos pegamos una piña bárbara”, dijo Gustavo Raggio tras la caída ante Banfield. Sin embargo, a esa frase le hubiera encuadrado mejor un contexto distinto. Ésta fue una lluvia de trompadas que lo dejó al borde de la inconsciencia.  Cuando se habla de una piña podría pensarse en un trámite parejo con un acierto inesperado del rival. Aun más, esa frase muy utilizada para ejemplificar un choque, también tiene tintes inesperados, algo que está muy lejos de lo que realmente ocurrió.

  

Newell´s perdió 3 a 0 ante Banfield en la novena fecha del campeonato y se esfumó su invicto. Si se lee esta última frase descontextualizada uno podría pensar que es producto de las circunstancias, que alguna vez se podía perder. Sin embargo, el equipo viene mostrando carencias desde el inicio de esta nueva era.


La lepra jugó a otra velocidad que su rival, como un viejo disco de 45 RPM escuchado en 33 ½. Sí, es una imagen detenida en el tiempo, esa misma imagen es la que ofreció Newell´s ante Banfield. Pero también la brindó en algunos otros segmentos del campeonato aunque los buenos resultados venían maquillando las imperfecciones
  

La cantidad innumerable de lesiones han minado las posibilidades del plantel y por supuesto que han limitado las posibilidades del entrenador, quien hubiera querido poner a sus mejores once futbolísticas en algún partido del torneo, cosa que aun no pudo conseguir.
  

Aun así, Newell´s llegó a la novena fecha del torneo sin haber perdido, con cuatro triunfos y cuatro empates pero con un rendimiento que no se condice con la cantidad de puntos obtenidos. Sólo el triunfo ante Boca (1-0) de la fecha inicial tuvo a un equipo comprometido con la búsqueda de los últimos tiempos. Más allá de haberse aprovechado de las hilachas del conjunto de Bianchi, mostró una actitud ganadora, aunque con algunas diferencias en las características colectivas: sin tanta elaboración ni tenencia de la pelota y mucho menos cambio de ritmo en el ataque.

  
Ya en la segunda fecha ante Gimnasia (1-1) se reencontró con la tenencia pero empezó a padecer la ausencia de espacios en la zona de gestación producto de la poca movilidad y de las opciones de pase cada vez más cercenadas. En la tercera fecha ante Belgrano (3-3) se reencontró con la tenencia de la pelota y con algunos espacios para complicar a su rival, pero lo que empezó a notarse fue cierta descoordinación y lentitud en el fondo del campo.
  

En la continuidad del campeonato, la victoria ante Rafaela (3-2) volvió a mostrar las dos caras de un mismo equipo. La lepra jugó un primer tiempo de alto vuelo en ofensiva pero con la lentitud ya advertida en el fondo. Cuando la lepra ganaba por tres, La Crema descontó producto de un error en la salida de Villalba y en el cierre tardío de Mateo y Ortiz. En el segundo tanto, la lentitud física propició que Vittor amenazara el resultado a favor de Newell´s.
  

Luego, el triunfo ante un equipo repleto de juveniles de Estudiantes (1-0) hizo que se escondiera el polvillo debajo de la alfombra, pero el 0 a 0 siguiente ante Vélez trajo nuevamente los problemas de gestación que ya habían aparecido como pequeños síntomas, los cuales estallaron en esta novena jornada que acaba de terminar.
  

Contra Olimpo, Newells consiguió una victoria por la mínima producto de un penal que se fabricó Ignacio Scocco pero generó casi nada. Incluso contra Racing encontró el gol de arranque pero después se vio superado por el conjunto de Cocca, que en ese partido encontró una luz en el camino para salir de su crisis.


En consecuencia, el entrenador ha elegido a los nombres que pudo y que, según su pensamiento, mejor representan la idea de estos últimos años. Sin embargo, la actualidad física y futbolística no parece encajar con las pretensiones del equipo.


El sistema en jaque


La pregunta que empieza a rondar en los círculos leprosos es si se debe cambiar el sistema de juego y abandonar una modalidad que lo llevó a ser campeón, cuando en un principio se la impuso para escapar a la zona de descensos.


Los defensores acérrimos de la idea martiniana expresan que el problema no está en el modo sino en su ejecución desacompasada. Por el otro lado, los que pretenden reformular la estructura aducen que hoy los jugadores del actual plantel no poseen las características necesarias para llevarla a cabo.

  
Para profesar el sistema actual es necesario recuperar la presión continua en campo rival que tenía el equipo de Martino y sobre todo la movilidad sin pelota para ofrecer alternativas de pase y generar espacios, pero el momento físico de los que la deben efectivizarla no es el mismo que cuatro campeonatos atrás, cuando esto empezó a gestarse.   

  
Dos polos que no se atraen

El plantel de Newell´s tiene una estructura cimentada en jugadores que superan los treinta años largamente, a los que se le sumaron jóvenes inexpertos: Diego Mateo (36), Víctor López (35), Leandro Fernández (31), Lucas Bernardi (37), Víctor Figueroa (31) y Maxi Rodríguez (33) son los eslabones más fuertes de una cadena a la que le falta cambio de ritmo.
  
Carece de futbolistas encuadrados entre los 25 y los 29 años que son los que tiran del carro por superioridad física y por una relativa experiencia ya acumulada, cosa que podría conseguir en Casco y Cáceres, por ejemplo, pero que por dificultades físicas y por personalidades diferentes no han podido asumir ese liderazgo

Luego aparecen los pibes, los chicos que asomaron la cabeza en estos meses pero a quienes no se le puede exigir la responsabilidad de cargarse al hombro a todo un plantel, que encima tiene líderes naturales y una mochila cargada de títulos.

Impericia o brujería

Por otra parte, están las dificultades que tomaron la categoría de karma en Newell´s. Las lesiones ya han superado largamente el límite de lo que puede asignársele al azar. Diego Mateo, con un problema en un dedo del pie, y Marcos Cáceres, con una contractura en el isquiotibial izquierdo, que por antecedentes puede redundar en lesión, obligaron a Raggio a dos cambios prematuros.



Si se piensa en que en nueve fechas se lesionaron una decena de futbolistas es muy difícil no buscar una respuesta médica o atribuirle alguna responsabilidad a la preparación física de los futbolistas. El desconocimiento científico de los periodistas puede jugar a favor de los facultativos para responder sobre estos acontecimientos, sin embargo, aun estamos a la espera de una respuesta, porque no hubo siquiera un atisbo de excusa.

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