Newell´s
perdió el invicto en el campeonato ante Banfield en la fecha 9 pero antes hubo
indicios de la caída. El elenco de Raggio sigue prendido en el torneo pero
necesita cambiar para volver a sorprender. Hoy es un equipo previsible y
maniatable.
Alejandro
Mangiaterra | Cruz
del Sur
“Nos pegamos una piña bárbara”, dijo
Gustavo Raggio tras la caída ante Banfield. Sin embargo, a esa frase le hubiera
encuadrado mejor un contexto distinto. Ésta fue una lluvia de trompadas que lo
dejó al borde de la inconsciencia.
Cuando se habla de una piña podría pensarse en un trámite parejo con un
acierto inesperado del rival. Aun más, esa frase muy utilizada para
ejemplificar un choque, también tiene tintes inesperados, algo que está muy
lejos de lo que realmente ocurrió.
Newell´s perdió 3 a 0 ante Banfield en la
novena fecha del campeonato y se esfumó su invicto. Si se lee esta última frase
descontextualizada uno podría pensar que es producto de las circunstancias, que
alguna vez se podía perder. Sin embargo, el equipo viene mostrando carencias
desde el inicio de esta nueva era.
La lepra jugó a otra velocidad que su
rival, como un viejo disco de 45 RPM escuchado en 33 ½. Sí, es una imagen
detenida en el tiempo, esa misma imagen es la que ofreció Newell´s ante
Banfield. Pero también la brindó en algunos otros segmentos del campeonato
aunque los buenos resultados venían maquillando las imperfecciones
La cantidad innumerable de lesiones han
minado las posibilidades del plantel y por supuesto que han limitado las
posibilidades del entrenador, quien hubiera querido poner a sus mejores once
futbolísticas en algún partido del torneo, cosa que aun no pudo conseguir.
Aun así, Newell´s llegó a la novena fecha
del torneo sin haber perdido, con cuatro triunfos y cuatro empates pero con un
rendimiento que no se condice con la cantidad de puntos obtenidos. Sólo el
triunfo ante Boca (1-0) de la fecha inicial tuvo a un equipo comprometido con
la búsqueda de los últimos tiempos. Más allá de haberse aprovechado de las
hilachas del conjunto de Bianchi, mostró una actitud ganadora, aunque con
algunas diferencias en las características colectivas: sin tanta elaboración ni
tenencia de la pelota y mucho menos cambio de ritmo en el ataque.
Ya en la segunda fecha ante Gimnasia (1-1)
se reencontró con la tenencia pero empezó a padecer la ausencia de espacios en
la zona de gestación producto de la poca movilidad y de las opciones de pase
cada vez más cercenadas. En la tercera fecha ante Belgrano (3-3) se reencontró
con la tenencia de la pelota y con algunos espacios para complicar a su rival,
pero lo que empezó a notarse fue cierta descoordinación y lentitud en el fondo
del campo.
En la continuidad del campeonato, la
victoria ante Rafaela (3-2) volvió a mostrar las dos caras de un mismo equipo.
La lepra jugó un primer tiempo de alto vuelo en ofensiva pero con la lentitud
ya advertida en el fondo. Cuando la lepra ganaba por tres, La Crema descontó
producto de un error en la salida de Villalba y en el cierre tardío de Mateo y
Ortiz. En el segundo tanto, la lentitud física propició que Vittor amenazara el
resultado a favor de Newell´s.
Luego, el triunfo ante un equipo repleto de
juveniles de Estudiantes (1-0) hizo que se escondiera el polvillo debajo de la
alfombra, pero el 0 a 0 siguiente ante Vélez trajo nuevamente los problemas de
gestación que ya habían aparecido como pequeños síntomas, los cuales estallaron
en esta novena jornada que acaba de terminar.
Contra Olimpo, Newells consiguió una
victoria por la mínima producto de un penal que se fabricó Ignacio Scocco pero
generó casi nada. Incluso contra Racing encontró el gol de arranque pero
después se vio superado por el conjunto de Cocca, que en ese partido encontró
una luz en el camino para salir de su crisis.
En consecuencia, el entrenador ha elegido a
los nombres que pudo y que, según su pensamiento, mejor representan la idea de
estos últimos años. Sin embargo, la actualidad física y futbolística no parece
encajar con las pretensiones del equipo.
El
sistema en jaque
La pregunta que empieza a rondar en los
círculos leprosos es si se debe cambiar el sistema de juego y abandonar una
modalidad que lo llevó a ser campeón, cuando en un principio se la impuso para
escapar a la zona de descensos.
Los defensores acérrimos de la idea
martiniana expresan que el problema no está en el modo sino en su ejecución
desacompasada. Por el otro lado, los que pretenden reformular la estructura
aducen que hoy los jugadores del actual plantel no poseen las características
necesarias para llevarla a cabo.
Para profesar el sistema actual es
necesario recuperar la presión continua en campo rival que tenía el equipo de
Martino y sobre todo la movilidad sin pelota para ofrecer alternativas de pase
y generar espacios, pero el momento físico de los que la deben efectivizarla no
es el mismo que cuatro campeonatos atrás, cuando esto empezó a gestarse.
Dos
polos que no se atraen
El plantel de Newell´s tiene una estructura
cimentada en jugadores que superan los treinta años largamente, a los que se le
sumaron jóvenes inexpertos: Diego Mateo (36), Víctor López (35), Leandro
Fernández (31), Lucas Bernardi (37), Víctor Figueroa (31) y Maxi Rodríguez (33)
son los eslabones más fuertes de una cadena a la que le falta cambio de ritmo.
Carece de futbolistas encuadrados entre los
25 y los 29 años que son los que tiran del carro por superioridad física y por
una relativa experiencia ya acumulada, cosa que podría conseguir en Casco y
Cáceres, por ejemplo, pero que por dificultades físicas y por personalidades
diferentes no han podido asumir ese liderazgo
Luego aparecen los pibes, los chicos que
asomaron la cabeza en estos meses pero a quienes no se le puede exigir la
responsabilidad de cargarse al hombro a todo un plantel, que encima tiene líderes
naturales y una mochila cargada de títulos.
Impericia
o brujería
Por otra parte, están las dificultades que
tomaron la categoría de karma en Newell´s. Las lesiones ya han superado
largamente el límite de lo que puede asignársele al azar. Diego Mateo, con un
problema en un dedo del pie, y Marcos Cáceres, con una contractura en el
isquiotibial izquierdo, que por antecedentes puede redundar en lesión,
obligaron a Raggio a dos cambios prematuros.
Si se piensa en que en nueve fechas se
lesionaron una decena de futbolistas es muy difícil no buscar una respuesta
médica o atribuirle alguna responsabilidad a la preparación física de los
futbolistas. El desconocimiento científico de los periodistas puede jugar a
favor de los facultativos para responder sobre estos acontecimientos, sin
embargo, aun estamos a la espera de una respuesta, porque no hubo siquiera un
atisbo de excusa.
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