sábado, 10 de octubre de 2015

Lo que el torneo de treinta se llevó



Argumentos, vaticinios y presuntas igualdades quedan desacreditados por este campeonato que va llegando a su fin. Los equipos de Primera siguen marcando supremacía sobre los ascendidos. Las sospechas de paridad entre la máxima categoría y la B Nacional ya no tienen crédito.

Alejandro Mangiaterra (@AleMangiaterra)

Ahora que el campeonato empieza a decantar para el lado de Boca y las ilusiones latentes de San Lorenzo –porque Central depende casi de un milagro –, hay algunas certezas que va deparando este torneo de 30 equipos, que trajo tantas discrepancias como opiniones. Uno de los argumentos que se ha sostenido sobre este engendro, hijo de la imaginación de Grondona, era que la presunta paridad entre los equipos de Primera División y la B Nacional haría de este campeonato una competencia atrapante y pareja. Ese carácter sólo ha sido posible porque no hubo un equipo dominante.


La arista positiva es que el campeonato ha desterrado el miedo a que uno o dos equipos se cortaran solos en los primeros puestos y los demás jugaran por nada. Hasta esta última fecha había cuatro equipos con chances a falta de cuatro jornadas para el final y muchos otros jugando por objetivos apetecibles.

Pero eso no quita que el torneo no haya tenido disparidades. La conjetural equivalencia entre los de Primera y los ascendidos no fue tal. Los números –y el juego– indica que no hay ningún equipo favorecido por los diez ascensos arriba del decimo segundo lugar de la tabla. Y aun más, en los once últimos lugares hay ocho de los diez ascendidos.

El más claro ejemplo de los equipos que no ofrecieron la jerarquía que se pretende de un equipo de Primera es Crucero del Norte (30º). Si bien ascendió como escolta de Unión e hizo historia al entrar por primera vez a la máxima categoría, el equipo misionero no dio la talla. Gabriel Schurrer hizo un gran trabajo en la B que no pudo sostener en Primera. En la fecha 10 dejó de ser el conductor y el arribo de Sebastián Rambert no modificó demasiado la escena. La próxima temporada jugará en la B Nacional.

Por su parte, Temperley (21º), no tuvo demasiadas complicaciones para mantener la categoría pero sí algunos sobresaltos para mostrar jerarquía. Fue el equipo que más aprovechó la ventaja de los diez ascensos. Subió después de mucho tiempo de la Primera B a la B Nacional y en un abrir y cerrar de ojos estaba en Primera División.

En tanto, Nueva Chicago (29º) arribó por la ventana a la Primera División y le ha costado mantenerse. Sobre nueve puntos que aún faltan disputarse, debe descontarle al menos cinco a Colón para alcanzarlo. Forestello llegó al club en la fecha 13 y sacó algunos puntos importantes pero insuficientes por ahora.

Mientras que Colón (26º), que ascendió tras finalizar primero en la Zona A –no sin sufrimiento–, hoy pugna por no descender. Está apenas cinco unidades por encima de Nueva Chicago que hasta hoy sería el segundo descendido. El sabalero pasó por la condena estructural a la que lo sometieron sus dirigentes y nunca pudo el fútbol escaparle a sus incertezas y vaivenes institucionales.

Ahí nomás está Huracán (25º) administrando su pobreza lo mejor que puede. Si bien su posición en la tabla no parece tan incómoda y su presencia internacional le da un toque de jerarquía a este presente del "Globo" –campeón de la Copa Argentina–, su relación con los promedios es agobiante. Está apenas seis unidades por encima Chicago y sólo a uno de Colón. Su historia con la Primera División es innegable pero su presente lo ubica más cerca de donde estuvo hasta el año pasado.

En una línea bien distinta aparece, Unión de Santa Fe (12º), el que mejor se acomodó a la Primera División. El equipo de Madelón puso sostener haber sido el mejor de la B Nacional, donde arrasó con el resto. Hoy, como podía esperarse, por haber mantenido la base y sostenido la idea del técnico no tiene sobresaltos importantes.

Luego, San Martin de San Juan (17º); Argentinos (18º); Aldosivi (16º), que hizo historia al llegar por primera vez a Primera, desde los torneos cortos, reforzado con muchos futbolistas de talla como Sand, Lequi y Luguercio; y Sarmiento de Junín (20º), de la mano de Sergio Lippi, leyenda viva que lo llevó de la B Metro a la B Nacional y a la Primera División sin escalas; parecen bien acomodados pero lejos de la pelea de los más grandes de la categoría.

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