La salida de Edgardo Bauza desnuda que los
modos de la nueva dirigencia no se diferencian demasiado de las anteriores. El
DT fue echado por el nuevo presidente de AFA, quien citó a una reunión sólo a
su representante. La selección vuelve a estar envuelta en conflicto y se quedó
sin técnico. Ocho meses duró el sueño del ex DT de Central y San Lorenzo de
levantar la Copa del Mundo.
El fútbol argentino no para de entregar
sorpresas; no porque la ruptura del contrato de Edgardo Bauza lo fuera, si no
por la forma en la que se concretó su salida, por el proceso de desgaste para
provocar la renuncia del entrenador, por la falta de respeto de hacer circular
un audio en el que se lo trata con bajeza para que se fuera. El objetivo era
evitar decirle a la cara a Bauza que no
lo querían más. Y buscaron la vuelta para no decírselo. El lunes por la noche, el
flamante presidente Claudio Tapia citó al representante del entrenador para
comunicarle a él que su representado no seguiría. Una nueva bajeza de la
dirigencia argentina.
La era Bauza fue negativa, es cierto, pero
apenas duró 8 partidos; lo que demuestra -antes que el pobre rendimiento- el rumbo
incierto e incoherente que le dio la dirigencia del fútbol a la selección
nacional.
Se suponía que “la vuelta a la democracia”
de la AFA, así denominada por la nueva comisión directiva traería las
transparencias que la era Grondona, la intervención de FIFA y el gobierno
nacional no le dieron. La pregunta que subyace es: ¿cómo modificar las
conductas si los sucesores son hijos de esos viejos modos de conducción?
“El deseo de Chiqui Tapia era cambiar el
entrenador. Bueno, lo entendemos y llegamos a un acuerdo económico para que el
Patón se despida” dijo Gustavo Lescovich, representante de Bauza, al salir de
la reunión con el flamante presidente. Y agregó: “Yo no estoy metido en la
interna de la AFA pero sé que Marcelo Tinelli quería que el Patón siguiera y
algún otro directivo también. Pero estas reuniones las tuvimos con Chiqui Tapia
y entiendo que es su decisión”.
El Patón, en Buenos Aires más identificado
con San Lorenzo que con Central, sufrió el acoso mediático del que quiso
defenderse dándoles múltiples entrevistas. La estrategia, opuesta a la que
empleó por ejemplo Marcelo Bielsa en su etapa al frente del seleccionado, en la
que no otorgaba notas individuales, tampoco le funcionó. Probablemente porque
la nueva dirigencia también tiene aliados del mismo calibre. Lo único que
consiguió fue que la opinión pública se pusiera en contra de los jugadores del
plantel acusándolos de forjar un “club de amigos”.
“Si un entrenador permite que alguien,
jugador o dirigente, lo condicione en el armado del equipo, automáticamente
deja de ser un entrenador”, expresó el ex jugador Diego Latorre. Y agregó: “No
me consta que haya sido el caso de Bauza. Estoy seguro que tomó las decisiones
que creyó más convenientes. A lo sumo se habrá equivocado. Si un entrenador
está forzado a rendirse al entorno hay dos caminos: Renuncia o se impone. La
dignidad no admite tibieza”.
Por su parte, en AFA se exhibe una presunta
unidad dirigencial conseguida para la asunción de Tapia. Con ella apagaron las
voces disidentes. Una es la de Marcelo Tinelli, actual Secretario de
Selecciones Nacionales. El empresario mediático instaló como una opción de peso
a Bauza después de que lograsen juntos la Libertadores por primera vez en la
historia del Ciclón. Pero no pudo hacer pesar su idea.
En Rosario, llamativamente el apoyo para el
Patón llegó desde el Parque Independencia y no desde Arroyito: “De ninguna
manera estoy de acuerdo con la salida de Bauza. Yo cuando contrato a un técnico
sé cuándo y por qué, sé los pro y los contra. Es un hombre que ya viene
trabajando y es un director técnico serio”, dijo el presidente de Newell’s
Eduardo Bermúdez. Aunque añadió: “Lo veo más como un técnico de equipo que de
selección porque necesita trabajar en el día a día pero es un técnico que ganó
todo. Además, jugaron con él. Lo correcto es que lo hubieran llamado y le
hubieran dicho a la cara ‘mirá te tenés que ir’ y se terminó”.
Como contrapartida, el presidente de
Rosario Central, Raúl Broglia, en su momento, había dejado clara su postura
respecto de la asunción del ex DT Canalla: “Bauza no me cierra como entrenador
de la selección, igual estoy leyendo su libro para conocerlo más”. Y agregaba
con pimienta: “Con Bauza hacíamos un gol y después nos metíamos todos atrás.
Nunca me gustó y se lo dije”. Esta rencilla se da la mano con la puja electoral
en Central, en las últimas elecciones el Patón había dado su apoyo a uno de los
rivales de la comisión finalmente elegida por los socios. De todos modos,
Broglia fue más político en este momento de tensión: “Quedan cuatro partidos y
es muy grande el riesgo que se corre al cambiar un técnico”
Los números del reciente período de la
selección son los peores desde la gestión de Menotti. Bauza consiguió el 45,8
por ciento de los puntos, producto de 3 triunfos, 2 empates y 3 derrotas en
ocho partidos. De todos modos, no se merecía el maltrato ni el desaire. Bauza
ya se fue y la rueda vuelve a girar. Sampaoli y Simeone aparecen como las
únicas opciones viables, aunque la negativa anterior del Cholo hace que el máximo
candidato sea el casildense.
De todos modos, siempre se puede estar
peor. Para la contratación del próximo entrenador, esta comisión directiva que
vino a intentar devolverle legitimidad al futbol argentino tendrá que asumir el
pago de tres cuerpos técnicos al mismo tiempo: el de Martino, el de Bauza y el
que elijan para cerrar las Eliminatorias. Hay una deuda de 3 millones de
dólares con el equipo de trabajo de el ex DT de Newell’s, tendrán que resarcir
a los del Patón en 1,1 millones de dólares y para sacar a Sampaoli del Sevilla
deberán desembolsar 1,5 millones de Euros; eso sin contar el contrato del
entrenador que hizo historia en Chile.
Finalmente, no todo es cuestión de
dinero. Si Argentina no clasifica al próximo mundial, la comisión directiva
tendrá mucho más que un problema financiero por delante.
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